Laura Gaelx: «Sea quien sea la próxima alcaldesa de Madrid, el patriarcado va a seguir exterminando mujeres»
21 May 2015
Álvaro Minguito
Elecciones: del 15M al 24M. Cuatro años de movilización política. Periodista, es una de las mujeres que hacen posible el programa Sangre Fucsia, de Ágora Sol Radio, y participó activamente en la comisión de Feminismos de Sol. Laura Gaelx se ha convertido en un referente del periodismo con enfoque de género.
¿Qué estabas haciendo el 15 de mayo de 2011?
Fui a la manifestación muy preparada, con un grupo de afinidad con el que habíamos practicado técnicas de resistencia pacífica, botes de spray y llena de expectación. Por supuesto que no podía imaginar que esa noche se iba a acampar ni todo lo que vendría después pero tenía la sensación de que no iba a ser una mani cualquiera.
¿Cómo viviste el movimiento?
Con mucha ilusión y, especialmente al principio, sensación de urgencia, de que ese era el momento de hacerlo todo. En seguida se vio que, evidentemente, todo era más lento y complejo y -para que negarlo- llegué a sentir cierto aburrimiento ante esa necesidad de empezar todo de cero. ¡Con la de trabajo previo que teníamos hecho, por ejemplo desde los transfeminismos, y tenías que volver a hacer pedagogía básica! En realidad todo esto es una reconstrucción posterior; en el momento viví una vorágine de sentimientos variados y muy intensos.
¿Qué sentiste, qué te vino a la cabeza durante el grito mudo de la jornada de reflexión el 21 de mayo de 2011?
Sinceramente no es de las imágenes o sensaciones que se me han quedado más grabados. Creo recordar que, como había tantísima gente, me subí a un andamio con una amiga en una calle adyacente. Obviamente pensaba que iba a tener un efecto más claro en los resultados electorales, probablemente en forma de abstención (hay que recordar que esa era la tendencia más presente entonces).
¿Votaste el 22M de 2011? ¿A quién?
Sí. Siempre he votado y siempre al mismo partido; uno que no me convence especialmente, que no tiene presencia en todo el Estado y por el que me une más bien la nostalgia que la ideología. Vamos, que jamás me he sentido ilusionada votando y, aunque está claro que las políticas fiscales, económicas, sociales, migratorias... pueden variar según el partido, estoy convencida de que la solución no va a venir de ahí.
¿Lo volverías a hacer?
Quizá sí. O puede que este año, en medio de la vorágine electoralista, sea el primero de mi vida en que no vote.
¿En qué has cambiado tú personalmente desde entonces?
En muchas cosas, principalmente formales. He aprendido a ser más paciente en las asambleas pero también a dinamizarlas con más soltura. A colaborar en acciones o debates puntuales con gente con la que no comparto buena parte de los planteamientos básicos. Sin embargo no han variado tanto mis ideas sobre cómo son los mecanismos de cambio social.
¿En qué ha cambiado España?
En el mundo en el que yo me muevo, que soy consciente de que es una burbuja minúscula, hay más realismo y más ilusión, aunque parezca contradictorio. Todo el mundo sabe que sea quien sea la próxima alcaldesa de Madrid el patriarcado va a seguir exterminando mujeres, por ejemplo. Y en otros ámbitos no sé si ha cambiado mucho: quienes más tienen, tienen aún más que hace unos años y son igual de cínicos; los grupos más desfavorecidos están igual o peor que antes.
¿Qué esperas de las elecciones del 24M?
Personalmente no mucho. Por supuesto, siento mucha curiosidad por ver hasta qué punto hay cambios significativos en la política institucional pero pase lo que pase, nuestras vidas al día siguiente van a enfrentarse a las mismas dificultades.
Te lo tenemos que preguntar... ¿Qué le dirías a la gente que no piensa votar?
Que luego, si quieren, claro que se pueden quejar, y que sigan currando en la transformación social cómo y dónde quieran.
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