En Arco Madrid también se habla de crisis
19 Feb 2014
Juan Zarza
Madrid, 20 de febrero de 2014. La Feria Internacional de Arte Contemporáneo Arco Madrid, que se celebra anualmente en la capital, abrió ayer sus puertas en IFEMA, entidad organizadora del evento. El evento ha coincide con la Semana de la Educación que también tiene lugar estos días en el recinto ferial. Precisamente estos dos sectores fueron los más castigados por la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) que el Gobierno del Partido Popular llevó a término el 1 de septiembre de 2012, consistiendo en un incremento del 8 al 21% en el caso de la compra de obras de arte y entradas a espectáculos y un aumento del 4 al 21% para los libros de texto.
Ante la fuerte caída de las ventas de obras de arte en el Estado español y en el extranjero, por la dificultad para ofrecer precios asumibles por el mercado internacional, el Ministerio de Hacienda anunció el pasado mes de enero su intención de bajar el IVA en las compras de obras de arte del 21 al 10%, lo cual previsiblemente mejorará las expectativas de esta feria y de los profesionales del arte, aunque no satisface por completo la bajada al 4% inicial que desde 2012 reclamaba en bloque el sector, saliendo a manifestarse a la calle en numerosas ocasiones.
Tras los resultados de Arco Madrid en 2013, cuya baja asistencia de galerías españolas fue sólo parcialmente compensada por un leve aumento de participación extranjera, esta trigésimo tercera edición, al mando de Carlos Urroz y con un presupuesto de 4,5 millones de Euros, apuesta por no aumentar el espacio destinado a los stands de las galerías (casi la mitad que en el año 2007). El precio del pase para un día oscila entre 23 euros (para estudiantes) y 40 euros. El visitante podrá ver la muestra de 219 galerías procedentes de 23 países y asistir a diversas actividades como el XII Foro de Expertos y los Encuentros Profesionales.
Dentro de la feria se observa que las galerías participantes siguen apostando por obras muy matéricas y costosas producciones de artistas cotizados, sólo asequibles para un público con alto poder adquisitivo. Se observa una reducción en el número de obras con contenido electrónico e informático, aunque se mantienen las instalaciones lumínicas cuyo origen procede de finales de los años 40.
Entre los artistas representados, se puede observar una cierta línea reivindicativa centrada en el activismo y en las consecuencias de la crisis del ladrillo provocada por la burbuja inmobiliaria española desde el año 2006, algo paradójico puesto que Arco Madrid cuenta con la colaboración de Fundación Banco Santander, La Caixa, Banco Sabadell y Bankia. No se puede hablar en general de obras muy innovadoras en técnica o concepto pero sí, al menos, de un alto contenido crítico con los poderes políticos.
En esta línea, cabría destacar a Héctor Zamora que propone una videoinstalación en la que varios obreros se pasan ladrillos unos a otros a modo de cadena de producción, aunque esta cadena tiene un recorrido circular por lo que cada ladrillo acaba por regresar al obrero inicial, quedando así dislocado el sentido de producción.
Adrian Melis ha fingido ser un comprador de inmuebles para poder acceder a las viviendas que los bancos españoles han expropiado a familias. Desde las ventanas de esas casas ha tomado fotografías del entorno y son esas imágenes las que expone superponiendo un rótulo con la fecha del lanzamiento y el nombre del banco que expropió la vivienda.
Tratando de señalar a otros posibles responsables de la actual precariedad española, Riiko Sakkinen, que se define como “artista y disidente”, finlandés y residente en España desde hace diez años, muestra un cartel luminoso que reza: “Escribid a Papá Noel y pedid trabajo”. El artista explica a DISO Press que el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de Europa, Olli Ilmari Rehn, es también finlandés y cree que tiene responsabilidad en las medidas económicas que están afectando a España. La vinculación
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