Un flashmob en la estación de Atocha reivindica el Abono Social para el transporte público madrileño
 27 Feb 2015 Adolfo Luján 
[Pendiente de Actualización] Madrid, 28 de febrero de 2015. Al menos una treintena de activistas de la Solfónica y el colectivo Madrid en Transporte Público han sorprendido esta tarde a viajeros y transeúntes de la estación de Atocha con la interpretación, en el mismo hall de la estación, de una canción escrita específicamente para reivindicar un Abono Social para el transporte público madrileño.   Eran poco más de las seis de la tarde cuando los miembros de ambos colectivos han empezado a cantar al unísono, desde distintos puntos de la estación, el tema de la performance. “Abono Social Ya” o “La casta no viaja en metro” han sido algunos de los fragmentos más coreados por un improvisado público, que miraba atento el espectáculo de los activistas, reunidos frente al acceso al servicio de Cercanías.   La acción se enmarca dentro de la campaña iniciada hace más de un año por el colectivo Madrid en Transporte Público para exigir al Consorcio Regional de Transportes de Madrid la introducción en la comunidad del Abono Social.   El concepto de Abono Social no es algo nuevo. Existe desde hace años en las principales capitales europeas, donde, recuerdan sus defensores, “es perfectamente viable”. Pero en Madrid, “los políticos de la Comunidad y del Ayuntamiento prefieren ir a la zaga”, protesta Jorge Carajo, uno de los promotores de la iniciativa. “Para ellos el transporte público no es más que números que hay que recortar o vender, o empresas donde colocar a sus amigos. No entienden que el transporte público es algo vital para gran parte de los madrileños, sobre todo para aquellos en situación de extrema vulnerabilidad económica que no pueden si quiera desplazarse en una ciudad como Madrid”.   La protesta de hoy, “una de muchas” que van a realizar “hasta que se consiga la aprobación”, hacía alusión a los políticos “que se desplazan en coche oficial” y “no conocen, ni sufren, ni necesitan” el transporte público, “pero deciden su destino y su funcionamiento”, explica Carajo.

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