Humoristas y profesionales de la comunicación llaman a 'sacralizar' la libertad de expresión
13 Jan 2015
Dani Gago
Madrid, 14 de enero de 2014. El diario.es, en colaboración con la Plataforma por la Defensa de la Libertad de Información (PDLI), ha organizado este martes en la sala Ecooo de Madrid el debate ‘Libertad de expresión y el caso de Charlie Hebdo’, en el que los propios profesionales de la comunicación han analizado el estado de la libertad de expresión en España y la forma en que se está gestionando políticamente la crisis derivada del atentado en París. En él han participado Olga Rodríguez e Íñigo Sáez de Ugarte, de eldiario.es; el dibujante Darío Adanti, de Revista Mongolia; Virginia Pérez Alonso, presidenta de la PDLI y vicedirectora editorial de 20 minutos; el humorista Leo Bassi y el presentador y director de 'Tuerka News', Facu Díaz, imputado el pasado miércoles por la Audiencia Nacional acusado de haber “humillado a las víctimas del terrorismo” en uno de sus sketches. Moderaba Ignacio Escolar, director de eldiario.es.
Los ponentes, que han comenzado el coloquio expresando su más absoluto rechazo al atentado terrorista contra Charlie Hebdo, han querido cuestionarse además los límites del humor y si es necesaria o no la aprobación de nuevas leyes antiterroristas en España y en Europa. Todos han coincido en reivindicar el "poder reírse de todo", por parte del humorista pero también de la gente que, decía Leo Bassi, “tiene derecho a reírse de lo que sea que encuentre gracioso”, a lo que Sáez de Ugarte añadía también “el derecho a criticar las publicaciones” de forma, eso sí, no violenta y en base a la misma libertad de expresión. Aun así reconocían la existencia de límites al humor, no tanto en la ofensa del otro o en la ofensa religiosa, sino más bien en la frontera que cada uno se pone a sí mismo y que, coincidían Adanti, Bassi y el propio Díaz tiene más que ver con saber el momento del chiste y el público al que va dirigido. En este sentido, Avanti, Rodríguez y Pérez Alonso han señalado la globalización como un factor clave, transformador de la forma de entender el humor que, a través de Internet y las redes sociales, llega a sociedades que tal vez no entienden la libertad de expresión como se entiende en Europa, pese a lo cual, han hecho un llamamiento a "la sacralización de la misma".
Respecto a las medidas propuestas en los últimos días por los gobiernos de algunos países comunitarios, Sáez de Ugarte ha destacado “lo absurdo de limitar la movilidad de los ciudadanos europeos, cuando el atentado ha sido cometido por ciudadanos franceses en Francia”. Sí entiende, sin embargo, el debate sobre la restricción en el uso de Internet como “legítimo”, en tanto, explica, “no son las mezquitas las que están captando ´potenciales yihadistas’, sino que se utiliza para ello las redes sociales”. Aun así, insiste en “el deber” de criticar aquellas medidas “de dudosa efectividad y que restringen los derechos y libertades de todos los ciudadanos”. En una línea similar, Olga Rodríguez advertía de otros peligros que se esconden tras la gestión política de la crisis de Paris, como el de la “instrumentalización del debate sobre seguridad y libertad de expresión” por parte de quienes, dice, "hace ya tiempo querían cuestionar Schengen e imponer otras medidas restrictivas bajo el escudo de la seguridad" y que, ahora “podrían estar beneficiándose del mismo” -y ponía el ejemplo de la extrema derecha francesa de Marine Le Pen- o el de “caer en el inmovilismo apelando al miedo y a la amenaza terrorista”, precisamente en un momento en el que parecía podía producirse un cambio en Europa. "No hay mejor instrumento para ganar unas elecciones que el miedo”, añadía Virginia P. Alonso. “Los gobiernos aprovechan las situaciones de crisis para recortar los derechos y libertades de la población civil. Es la Doctrina del Shock".
En este sentido se han referido también a la gran manifestación del pasado domingo en Paris a la que asistieron medio centenar de líderes mundiales. “Parecía que había un gran consenso pero pronto vamos a ver di
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